Enfrentarse al saber tradicional fue y sigue siendo una de las areas más dificultosas de las que el feminismo se ocupa. La lucha contra un derecho antiguo y reaccinario llevó tiempo y fue dura, pero poco a poco el reconocimiento de la igualdad formal ante la ley fue consiguiendose.
Las mujeres han ido conquistando su espacio, promoviendo estudios de género en los que ellas mismas eran el sujeto y el objeto de estudio, revolucinando los contenidos de angunas ciencias sociales, hasta tal punto que hoy dichos estudios ocupan un lugar de notable importancia.
Pero algo se quedó detrás, algo sigue fallando a la hora de enfrentar la identidad femenina. Hemos conseguido que se perciba nuestra presencia pero no estamos dispuestas a que se haga significativa en términos negativos.
Pensar en la identidad femenina desde, por y para las mujeres es una tarea interminada que ofrece problemas a cada paso. No obstante, es a la vez la tarea más apasionante para quien se siente digna dentro de un cuerpo de mujer y no atrapada en él.
Esta tarea es un trabajo crítico y reconstructivo, que nos obliga a enfrentanos a prejuicios y a estar vigilantes en el entorno sociocultura, pero que a la vez nos exige dar paso a la construcción de un nuevo orden simbólico que nos permite mostrar con orgullo lo que es y debe ser un mundo en femenino.
Lucía Pélaez Pérez
Alumna Trabajo Social